miércoles, 26 de agosto de 2009

Música, maestro

Si nos vamos a la definición más científica del asunto, la música es una serie de vibraciones armónicas melodiosas entre los 20 y 20000 ciclos por segundo, que se puede descomponer en una serie de sumas de ondas sinusoidales de alta y baja presión que se desplazan de manera esférica radial desde una fuente.

El ser humano desde tiempos inmemoriales ha gustado de percibir estas vibraciones y generarlas de manera que se complementen y sean agradables a su sentido auditivo. A través de los años, la música ha experimentado lo que la mayoría de las cosas que han interesado al hombre: evolución.

Intuitivamente se puede pensar que se inició con sonidos vocales, acompañados de sonidos producidos por el cuerpo y al utilizar objetos simples. Uno de los primeros instrumentos musicales debió ser algún tipo de percusión. Quizá fue evolucionando hasta los ritmos tribales realizados con pieles en aros, lo que hoy conoceríamos como tambores. Después se pudieron ir agregando instrumentos de viento como flautas, y eventualmente los intrumentos de cuerdas y demás variaciones conocidas hoy en día.

Todos los instrumentos empezaron por objetos simples para producir sonidos, y fueron sofisticándose hasta llegar a los instrumentos musicales más refinados y fabricados con técnicas sumamente elaboradas. Hoy en día se puede encontrar uno algún instrumento que cueste más caro que una casa sin problema alguno; tales instrumentos están aproximados a alcanzar la perfección en los sonidos que producen, con mayor claridad y exactitud en las notas.

Continuando con la evolución humana y los entrecruces cada vez más frecuentes entre los distintos campos del conocimiento y el desarrollo tecnológico, el ser humano llegó a uno de los parteaguas en la historia de la música: sintetizar sonidos a partir de aparatos electrónicos que generen frecuencias que puedan ser transmitidas del plano eléctrico, al plano mecánico.

Esta colonización de la tecnología en el campo de la música dio inicio a una nueva era musical: la música electrónica. Se desarrollaron una gran variedad de sintetizadores de sonidos y se alcanzó una perfección jamás soñada en la producción de frecuencias y ritmos. Esto se llevó al punto de poder emular sonidos de instrumentos musicales tradicionales en sintetizadores de teclas, logrando la facilidad de transporte de una orquesta completa en tan solo unos cuantos aparatos electrónicos.

La evolución continuó y las canciones empezaron a mezclar sonidos de instrumentos electrónicos con instrumentos tradicionales, se perfeccionaron los ritmos y los gustos musicales fueron ampliándose. Se hizo más común el almacenamiento de música en diferentes medios y la tecnología permitió que la música cruzara barreras de tiempo y espacio. En determinado momento la gente que disfrutaba de la música electrónica para bailar se dio cuenta que podría agregar continuidad a la fiesta a través de la mezcla de las canciones que disfrutaban y este evento lanzó al estrellato a los pinchadiscos, mejor conocidos en nuestro país como DJs.

Y en la cresta de la ola de la evolución musical se desenvuelven estos sujetos, que de manera práctica y sin requerir mayor infraestructura, pueden armar una fiesta y poner a todos a bailar. Habrá quien adopte la postura de que los DJs no son artistas, que la labor del DJ no merece tal reconocimiento, pero mi opinión es muy distinta.

Un artista, en mi entender, es una persona o grupo de personas que nos transmite algo a través de una o varias formas de expresión. Lo que se valora realmente de un artista es su capacidad para lograr transmitir algo a su público, sin importar la calidad o esencia de las herramientas que utilice para ello. Para mí es perfectamente válido que un DJ utilice un par de tornamesas o reproductores de música, con un mezclador de sonidos, como instrumento musical para transmitir su sentir, para transmitir sus emociones e ideas a través de la música, y de esta manera ser el guía que permite que toda la audiencia logre compenetrarse con una emoción común, y puedan disfrutar auditivamente de la expresión auténtica de alguien que seleccionó y mezcló cuidadosamente los sonidos que quiso transmitir a quienes tuvieron la mente abierta al arte de sus frecuencias sonoras.

Si eso no es un artista, entonces... ¡me cago en la leche!

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