Cuando reinicié el sistema, todo era confuso, los efectos del alcohol aun apaciguaban los terribles dolores en el ego. Lo último que recuerdo antes de sólo ver la pantalla azul y escuchar un tono ensordecedor, fue a la pinche marrana horriblísima aproximándose a toda la velocidad que permitían sus mantecosas articulaciones y soltar el ataque frontal contra mis labios.
Al momento del contacto todos los circuitos dentro de mi cerebro se sobrecalentaron, como una descarga de 300000 volts y 250 amperes atravesó mi organismo, sentí por ese último instante cómo toda mi reputación ardía a 3200 ºC iluminando los sorprendidos rostros de todas aquellas personas que en ese antro atestiguaron cómo fuí despedazado moralmente por el más horripilante ente bodrial que jamás haya concebido ni el wey que creó al pinche enanito superpuerco que salía en Spawn.
Si me necesitan voy a estar llorando hecho bolita debajo de mi escritorio.




