Si, recuerdo que fueron como 60 golpes, la traíamos de lado a lado y no'mas no podíamos terminar con ese pedo. El wey que estaba más mamado le pegaba unos chingadazotes, yo hasta con el pie tuve que darle a ver si así, pero nada...
Tenía ya las manos rojas de tanto pegarle, pero no importaba nada de eso, cada vez le pegaba con más coraje. Hubo un momento en donde se nos quiso escapar pero afortunadamente uno de mis amigos le dió durísimo con el pie y del chingazo la regresó para que los demás la acomodáramos y le volviéramos a pegar.
Cuando ya nos estaba aburriendo agarró un cabrón y le metió un ultramega putazo que rebotó en el suelo violentamente ante las caras horrorizadas de varios presentes. Yo tuve un respiro de alivio y felizmente me dirigí a brindar con mis amigos.
Entre risas y con la adrenalina todavía a tope, alguien comentó: "me cae que lo teníamos ganado desde el segundo set"
Que tiempos aquellos, deveras.
martes, 20 de mayo de 2008
La novia que más me duró
Publicadas por BuenasChambas a las 2:44 a.m.
Etiquetas: BuenasChambas Style, Historias de mis años mozos
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